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¿Conoces el origen del Bloody Mary? Todos sabemos que el Bloody Mary es un cóctel de fama internacional con base de zumo de tomate y vodka, una pizca de sal y pimienta negra, salsa Worcestershire, tabasco y zumo de limón o de lima.

El tomate, como bien sabemos, es una de las frutas que contiene más propiedades beneficiosas para nuestro organismo. En esta fruta encontramos las vitaminas A, C y E y un alto contenido en Licopenos, que nos ayudan a prevenir enfermedades y contribuyen a mejorar nuestra salud cardiovascular. El zumo de tomate posee el mismo contenido de proteínas y vitaminas que la fruta y es un gran alimento que favorece una buena digestión actuando como diurético natural.

La pimienta negra, la salsa Worcestershire y el tabasco, además de proporcionar un toque picante y aromático en el coctel, contienen antioxidantes, benefician nuestra piel y también contribuyen en mejorar nuestra digestión.

El origen del Bloody Mary

No se sabe del cierto cuando y cómo nació el Bloody Mary. Una de las teorías que más se ha extendido dice que su creador fue Fernand Petiot, que lo elaboró en un bar de París en el año 1921. Petiot decidió mezclar a partes iguales vodka y zumo de tomate y los clientes que lo estaban mirando mientras preparaba el coctel se reían inventando nombres cada vez más sangrientos debido a su color. Hasta que finalmente dieron con el nombre Bloody Mary.

Bloody Mary significa María sangrienta, el apodo con el que se conocía a la reina María I de Inglaterra, quién reinó en uno de los periodos más terroríficos del país. La reina decidió anular las reformas religiosas de su padre Enrique VIII y volvió a someter a Inglaterra a la autoridad del papa. En aquella época, los protestantes fueron perseguidos durante su reinado y ejecutados duramente.

Bloody Mary a tu medida

Ya hemos visto anteriormente los ingredientes que lleva tradicionalmente el Bloody Mary, pero cada barman hace sus modificaciones y le da aquel toque de gracia que lo hace distinto. Por ejemplo, se puede cambiar el vodka por alguna ginebra u otro destilado, darle un toque más picante o más aromático, añadirle alguna salsa o combinar con las distintas sales… ¡Solo hace falta hacer volar nuestra imaginación y crear nuestro propio Bloody Mary!